Tan característicos de la Región Andaluza y tan presentes en cada camino, carretera, sendero, los כפר לבן son una cita infaltable si queremos conocer mejor esta bella región con todo lo que ello implica. Cada pueblo blanco se asemeja a otro, pero tiene, כמובן שכן, su propio encanto. Son innumerables y a menos que uno viva en la zona, es casi imposible visitarlos a todos, pero aquellos que elijamos para visitar, nos harán sentir la calidez de su ambiente y de su gente, siempre dispuesta a brindarnos su ayuda y su alegría.
Su arquitectura nos impactara desde el camino, cuando comenzamos a distinguirlos, sus casas blancas recortadas en la montaña y resplandeciendo bajo el sol, que casi cada día está presente en el cielo andaluz. Muchos además, han sido de gran importancia en la zona donde se encuentran y la historia a legado en ellos monumentos y edificios de gran valor patrimonial, como castillos en torno a los cuales se desarrolla la ciudad.
Casares, sobre la Sierra Bermeja, במחוז מלאגה, Costa del Sol Occidental, se encuentra a una altura de 430 מטר מעל פני הים, lo que nos permite vislumbrarlo a lo lejos. Ya sea desde la carretera A7150 como de la MA 830, que nos conducen a la ciudad, podemos apreciarla en su totalidad y desde distintos ángulos. Forma parte del Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja.
Casares es la ciudad natal de Blas Infante, nacido en 1885, quien fue musicólogo, historiador, escritor, periodista, antropólogo, político y es considerado el “Padre de la Patria Andaluza” por su aporte e intervención política llevando adelante sus ideales tanto regionalistas, federales como nacionales.
Tradicionalmente se dice que la Ciudad debe su nombre a Julio Cesar quien habría sanado alguna dolencia en los Baños de la Hedionda, 60 anos AC. Baños que se hicieron famosos por sus aparentes propiedades curativas. Lo que habla del paso de los romanos por estas tierras, en donde se dice que también se acunaba moneda razón por la cual puede considerarse haber sido un importante centro en esa época. En la historia de Casares también se describe a la ciudad como posible centro de operaciones del levantamiento morisco contra Felipe II en el siglo XVI.
La Oficina de Turismo de Casares funciona en la casa natal de Blas Infante, la cual puede ser visitada. Se obtiene allí además, formación necesaria para el paseo. Está ubicada sobre calle Carrera 51.
Si bien el tejido urbano con sus callecitas estrechas e intrincadas, denota la presencia en sus orígenes del pueblo árabe, en algunas cuevas como las de Ferrete, Utrera, Pelliscoso, Crestellina y en el Cortijo Alepiche, se encuentran rastros de población prehistórica y en época posterior, rastros de pueblos iberos y fenicios.
Casares es una ciudad que podemos recorrer tranquilamente, por supuesto a pie, para mejor apreciarla. Caminando sus callecitas y subiendo por ellas nos encontraremos con las viviendas típicas que habíamos distinguido desde el camino.
En su Plaza Central, se encuentra la Fuente de Carlos III, obra del Siglo XVIII, que constituye parte de las obras hidráulicas que se realizaron para encauzar el agua del manantial del puerto de las Viñas para llevarla al centro del pueblo, conserva su aspecto original a pesar de diversas intervenciones de restauro y es punto de referencia y de encuentro tanto para el visitante como para la gente del lugar. Rodeada de pequeños negocios y bares, es un espacio que invita al disfrute.
Vecina a la plaza de la fuente se encuentra la pequeña iglesia de San Sebastián del SXVII. Se trata de un templo de planta basilical con nave única.
En el centro de su fachada de líneas simples y rematando la misma, se ubica el campanario. Se destacan las ventanas decoradas con coloridas imágenes.
El interior alberga la imagen de Nuestra Señora del Rosario, patrona de Casares. Cuando en el mes de mayo se celebra la Romería, la imagen de la Virgen es trasladada hasta su Ermita en el cruce de los ríos Guadario y Jemal.
Durante el recorrido por el bello pueblo Blanco de Casares, debemos estar atentos a los miradores desde donde pueden apreciarse las hermosas vistas que ofrece el lugar gracias a su privilegiada ubicación. Así como también visitar los negocios de venta de productos típicos del lugar, como artículos en vidrio, קרמיקה, esparto, bordados, talla en madera y su típico vino blanco.
Los puntos de interés significativos de Casares nos invitan a realizar un recorrido por las ruinas de lo que fue la Fortaleza árabe en lo más alto del pueblo donde las vistas son magnificas. La muralla se encuentra en gran parte construida directamente sobre el barranco, haciendo este de muro propiamente dicho. Al norte de la muralla se ubica la puerta de acceso al arrabal y se conoce como Arco del Arrabal. La segunda puerta es la puerta de acceso a la fortaleza, llamada Arco de la Villa, vecina a la cual encontramos el Museo de Etnohistoria.
También pueden visitarse, la iglesia de la Encarnación del siglo XVI, de nave única con una torre campanario, en el lado posterior, el patio que pertenecía a un antiguo convento, el Cementerio y la iglesia convento del Llano, alejándonos del centro histórico, encontraremos los Baños de la Hedionda, aquellos en donde, como antes se menciono, habría sanado sus dolencias el propio Julio Cesar quien en modo de retribución a esta cura, se dice que ordena construir Lacipo, ciudad de gran importancia en la región en épocas romanas.
Punto de interés en las cercanías de Casares:
Paraje Natural Sierras Bermeja y Crestellina.
Ciudad Ibero romana de Lacipo ubicada a pocos kilómetros del pueblo de Casares.
Inserta en tan magnífica zona natural Casares ofrece al visitante distintas excursiones y paseo aptos para todos aquellos amantes del senderismo o que deseen disfrutar la naturaleza.
…. Y que nos deja un Pueblo Blanco luego de visitarlo, Si, seguramente ganas de volver. Sus imágenes quedan con nosotros para siempre. La uniformidad que le otorga su arquitectura de líneas simples y la blancura de sus edificios, apacigua al visitante y al llevar con nosotros esa quietud, nuestro día también será más calmo. Tanto es así que deseamos llevar esas imágenes de quietud a nuestro propio hábitat. Cuanto más a gusto estamos en un ambiente cuando el color, la forma, la materia, le otorgan por el modo en que se componen, un elevado aporte de equilibrio.